El primero de diciembre Pinamar dio comienzo a su temporada de verano, los hoteles y alojamientos turísticos ya se preparan para recibir a los primeros visitantes con protocolos sanitarios y cláusulas Covid de por medio. A pesar de que este año las reservas comenzaron en octubre, tres meses más tarde de lo habitual, los brokers inmobiliarios esperan una de las mejores temporadas de los últimos años siempre y cuando la situación epidemiológica continúe estabilizada. “Pinamar será uno de los ganadores de la nueva normalidad. Se espera una temporada histórica”, comentó Enrique Shaw, vicepresidente ejecutivo de Pinamar S.A, empresa fundadora del balneario. En línea con esto, los precios se dispararon respecto al año pasado.
De acuerdo a un informe de la Cámara Argentina de Servicios Inmobiliarios (CAMESI), los alquileres en la Costa subieron en promedio entre un 30% y 50% en pesos, en relación al año pasado. “Siempre vamos de la mano de la inflación. Mucho más no se puede aumentar porque la mayoría de la gente está golpeada por la crisis”, indicó Mauro Moyano, vicepresidente de la Cámara de Turismo de Cariló y administrador hotelero.
En números concretos, el alquiler mensual de una casa ubicada en Mar del Plata y Pinamar promedia los $190.000 por mes, mientras que un departamento cotiza a $160.000, pero los más chicos pueden descender hasta los $55.000. En tanto, en Cariló una vivienda con tres habitaciones y dependencias cuesta unos $400.000 el mes y en Valeria del Mar un apartamento para dos personas está en $180.000.
Un dato no menor es que las casas cercanas al mar o que ofrecen mayores lujos se publican en dólares con precios que oscilan entre los US$4000 y los US$5000 al mes. Cobrar los alquileres en moneda estadounidense no es algo habitual de la oferta de la costa argentina pero esta temporada hubo propietarios que decidieron hacerlo por la incertidumbre cambiaria que se generó a mediados de septiembre. Igual, aceptan el pago en pesos a una cotización media entre el dólar blue y el oficial. “La gente estaba totalmente desorientada y no sabía qué precio ponerle a su casa. Por eso, calcularon cuánto estaba el año pasado y le pusieron el mismo valor en dólares, como para tener una referencia. Pero hoy todo se conversa, hasta los precios”, señaló Mariana Cancino, martillera de la inmobiliaria Teyca S.A.
A la hora de negociar los precios, hay que tener en cuenta que hay menos oferta que otras temporadas, ya que varios propietarios retiraron sus viviendas y decidieron quedarse todo el verano en sus casas: “Este año hay muchos que no viajarán al exterior como solían hacer con el dinero que ganaban del alquiler. Al haber baja oferta en propiedades, esperamos que haya más demanda en hoteles”, expresó Moyano.
Respecto a los amenities más buscados, según el informe de CAMESI, el 46% de los inquilinos se inclina por un alojamiento que tenga pileta, seguido por un quincho (26%), gimnasio (15%), spa (4%), guardería (3%) y espacios para pilates, yoga y meditación (3%). “Hoy se alquilan mucho las casas, más que los departamentos. A medida que se vayan agotando las mejores propiedades, la gente va a empezar a elegir edificios con amenities y después, en una tercera etapa, van a alquilar lo que puedan”, consideró Alejandro Ginevra, presidente de Camesi.
“Los inquilinos quieren ir menos a la playa para evitar las aglomeraciones de gente, así como para resguardar a aquellos miembros de la familia que sean considerados población de riesgo”, comentó Javier Cedresm, martillero de la inmobiliaria La Compañía de Cariló. Al mismo tiempo reconoció que “este año creció la demanda de casas con piscina, también los propietarios han decidido construir más piletas. Esta clase de mejoras garantiza que las propiedades se vayan a alquilar, más que generar una suba sustancial de los precios”.
En los hoteles, las tarifas arrancan en los $4600 por noche en categoría de una estrella y hasta $30.000 por día para aquellos de cuatro estrellas, en Cariló. Los precios tuvieron que acomodarse por un detalle fundamental: hay servicios y espacios que no pueden abrir por protocolo y prevención. Por ejemplo, los servicios de limpieza en la habitación se realizarán una vez a la semana y el desayuno será por turnos, asistido por mozos en lugar del típico buffet (y en algunos casos no se servirá desayuno fuera del cuarto). Además, hay espacios que si no tienen una buena ventilación y muchos metros cuadrados como para permitir el distanciamiento social permanecerán cerrados, como los bares, gimnasios, kids club y piletas techadas. Mientras que el uso de las piscinas al aire libre será también por turnos.
Por la necesidad de sanitizar las viviendas, se modificó el comienzo y la finalización de las quincenas en la mayoría de los hospedajes: se terminan el 14 de cada mes y comienzan el 16. Así se deja un lapso de un día entre inquilino e inquilino para que se puedan desinfectar las unidades turísticas con alcohol y ventilación. Además, se le sugiere a los turistas que lleven sus propias sábanas y toallas para contar con más seguridad.
En caso de que el inquilino se viera imposibilitado de ingresar a la propiedad por una disposición oficial del Gobierno o del municipio, los alquileres incluyen una cláusula de retrolocación y devolución del dinero. “Si hay un rebrote de coronavirus y la gente que reservó no puede venir porque cerró todo nuevamente, tenemos la obligación de devolver el dinero por los días del hospedaje no gozados. También cada hotel arma su plan: por ejemplo, si se cancela 30 días antes se devuelve el 100%, si es 15 días previo a la reserva es del 50% o la posibilidad de que la reserva quede abierta por un tiempo”, explicó Moyano, vicepresidente de la Cámara de Turismo de Cariló.
Para esta temporada de verano tanto inquilinos como propietarios prefieren las estadías más largas. Los dueños de hoteles, departamentos y casas coinciden en que por los protocolos sanitarios no alquilan por menos de una semana o quincena, como sí hicieron en otras temporadas. Al respecto, un informe de ZonaProp reveló que el 40,71% de los argentinos que planean tomarse vacaciones lo harán por más de dos semanas, mientras que el 31,61% afirmó que lo hará por menos.
Otra característica de este verano es que la temporada se extendió. La demanda empezó a notarse para diciembre -mucho antes que otros años- y las últimas reservas se registran para finales de marzo y principios de abril. “Se ha prolongado porque la gente quiere instalarse y no trasladarse tanto. Era habitual la quincena, hoy estamos hablando de dos o tres meses”, apuntó Ginevra, de CAMESI. Por su parte, desde la inmobiliaria Teyca agregaron que este año han tenido reservas por temporada completa “algo que hace muchísimos años no sucedía”.
Vía: La Nación